miércoles, 26 de diciembre de 2012

Oda a la primavera

CONSAGRACION DE LA PRIMAVERA

Estamos viviendo tiempos en que el voluntarismo es un bien superior a la realidad.

¿En que me baso para decir esto? Nada menos que en realidad cotidiana.

• Empecemos por los niños.

No quiero ir a dormir a mi cama porque hay un monstruo abajo: fácil de demostrar lo contrario, le mostramos la parte de debajo de la cama con linterna y no hay nada. ¡Que gracia!, porque cuando viene un grande se esconde el monstruo. Contra eso no hay lógica que valga. O nos quedamos toda la noche despiertos tratando de convencerlo y nos vamos a trabajar si dormir o duerme en nuestra cama.

Su voluntad es más fuerte que la realidad.

• Nosotros lo adultos.

Te quise llamar para tu cumpleaños pero no conseguí: sería más fácil decir que me olvidé pero sería una falta de respeto a quien decimos querer. Es más sencillo echarle la culpa a la tecnología. Solo nuestra poderosa voluntad puede convencer que ese día no funcionó ninguno de los tres números telefónicos que tenemos, la casilla de correos, el facebook, el twiter y la mar en coche (frase que nunca supe de donde salió). Quien nos quiere, fingirá que nos cree y nosotros fingiremos que creemos que el nos cree.

Lo que importa no es la realidad sino conservar la amistad.

• Nuestros ancianos parientes.

Nunca venís a verme: ¿Qué estoy haciendo ahora? Además vine la semana pasada, para tu cumpleaños y te vi en el de la tía Tota. Nuestra defensa se derrumba cuando a los cinco minutos nos vuelve a decir Nunca venís a verme.

Ahí se termina la realidad y comienza la voluntad que dan los años.

• Las mujeres de mediana edad.

Cumplí treinta y pico, peso cincuenta y mi cabello es castaño natural porque no me tiño: ¡ni se te ocurra decir que hace cinco años festejamos este mismo cumpleaños, el vestido que usabas no te entra ni a palos y si vemos la raíz de tu cabello se ve muy blanquita! Dejemos ese comentario para que lo hagan sus mejores amigas en la ocasión más inoportuna.

Y no digo que todas las mujeres son iguales, eso sería sarcasmo de género, solo nueve de cada diez.

• Nuestros gobernantes.

Todo está bien y los que nos critican están contra el país. Si hay algo malo es por culpa del gobierno anterior: ¿Dónde venden los anteojos para ver las cosas como las ven los gobernantes de turno? Seguro tienen cristal rosado y agrandan lo que es chico (¿salarios, ventas…?) y achican lo que es grande (¿precios de alimentos, vivienda, salud…?). Lo de la culpa del gobierno anterior solo se usa cuando fue de otro signo político. Estoy hablando de cualquier gobierno en general, pero si a alguien le cabe el sayo, que se lo ponga. La voluntad de los gobiernos de turno en ver su propia realidad solo cambia cuando terminan en la vereda de enfrente del poder, ahí si pueden apreciar los errores (del otro).

Así todo el mundo se construye su creación de la voluntad que se abre paso a los tumbos entre la realidad, como ese carrito que enviaron a Marte envuelto en un racimo de pelotas.

Yo siempre opiné que por más voluntad que tengamos, si con ella no podemos modificar la realidad, no vale decir que no existe porque cerremos los ojos.

Pero esta vez decidí hacer una excepción:

• Aunque el espejo me diga que estoy jovato, insisto que estoy igual que cuando tenía veinte e iba a los picnic de primavera.

• Aunque haga un frasquete que no te cuento, me adhiero a los astrónomos y me planto en que estamos en el equinoccio de primavera.

• Aunque estemos en diciembre y se sientan treinta y nueve grados a la sombra, me planto en que estamos en primavera.

A partir de hoy decreto mi voluntad: ¡comenzó la primavera y seguirá hasta el fin de los tiempos!

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